Emil y Xaver
Emil y Xaver
¡Buenas tardes! Aprovecho el domingo para retomar el hilo sobre #EmilyXaver, ya que empezáis a ser muchos los que estáis deseando conocer el desenlace de la historia. ¡Allá vamos! pic.twitter.com/ynejCWdHKA
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Nos habíamos quedado ante este cuadro pintado por Xaver Sumer (¿o Xavier Sunyer?) en 1913 titulado “La habitación de Emil”. Mi objetivo inmediato era encontrar esa casa. pic.twitter.com/zldp8wsXpI
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Le pregunto al camarero si reconoce la calle. El chico examina el cuadro un buen rato y acaba diciendo algo muy útil: “podría ser cualquiera”. ¿En serio? pic.twitter.com/L9Ofm0LgWk
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Para que os hagáis una idea, aquí tenéis un mapa del centro de Sighisoara (¡gracias, Google Maps!). He marcado en negro los lugares que ya conocemos. pic.twitter.com/g35eHrm7yZ
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Lo único que está claro es que la casa está dentro de la ciudadela medieval de Sighisoara a juzgar por la proximidad de la Torre del Reloj que se ve al fondo. pic.twitter.com/4hlGkqmVNP
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
La torre es de planta rectangular y en el cuadro se ve una de las dos fachadas anchas. Por consiguiente deduzco que la casa tiene que estar al norte o al sur de la misma, más o menos en estas áreas. pic.twitter.com/KdxlmbOqqI
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Os tengo que confesar que en ese momento mi esperanza de encontrar la casa es CERO. La ciudadela no es grande, pero habrá cambiado mucho en un siglo. ¿Seré capaz de reconocerla si la veo? pic.twitter.com/BssyJMxfWw
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Además está empezando a atardecer y en unas horas tengo que pillar el bus de vuelta a Târgu Mures (os recuerdo que lo de Sighisoara era una escapada de un día, ¡que yo he venido a Rumanía a currar!). pic.twitter.com/dKN6tlMyOc
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Recorro todo el area norte sin éxito. Mucha calle mona, pero ninguna sola, casas de colores, lo pasaré bien (ay no, que esto es de Mecano, me lío). pic.twitter.com/SAKXW4iSUL
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Empiezo a desesperarme. Y entonces me asalta una idea terrible. ¿Y si la casa ni siquiera existe? La mitad de la ciudad estuvo medio en ruinas durante décadas. ¿Qué posibilidades reales hay de que el hogar de Emil Muler se mantenga en pie?
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Con esa duda en la cabeza opto por rastrear la parte sur. Me pilla de camino a la estación de autobuses y si no la encuentro, me voy de Sighisoara con el misterio por resolver.
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Y nada, amigas. Ni rastro de la puta casa. pic.twitter.com/a2J748M6ZM
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Por el camino voy preguntando a la gente. Me miran como un bicho raro. Eso cuando me entienden. Uno de ellos cree que le quiero vender el móvil. Claro, cariño, ahora mismo te hago un precio.
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Finalmente, ya dándolo todo por perdido, bajo hasta la Plaza Hermann Oberth por unas escaleras y le pregunto a un chaval que sirve mesas en una terraza. ¿Reconoces esta calle? Él mira la foto, me mira a mí, mira detrás de mí y señala con el dedo. “Allí.” pic.twitter.com/pZfqMYjIoq
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Me giro, y efectivamente, ¡allí está! ¡Había pasado por delante y ni siquiera me había dado cuenta! (Los que me conocéis sabréis que eso no es NADA RARO en mí, como para ir de Carmen Sandiego por la vida, sabes?). pic.twitter.com/ySTba3WW58
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Os pongo el cuadro y la foto juntos para que comprobéis que sí, ¡esa es la casa de Emil! ¡Aún existe! pic.twitter.com/iLQEvPwaF5
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
También os pongo su punto exacto en el mapa, por si algún día queréis visitarla. pic.twitter.com/KRqOIkletO
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Las piernas me tiemblan a medida que me acerco al portal. ¿Estará habitada la casa? ¿Vivirá alguien de la familia aún allí? Y de ser así, ¿podrá alguien contarme por fin qué relación tenían #EmilyXaver?
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Me planto delante de un gran portón de madera. En él, una gran placa reza TASCHLER HAUS BOUTIQUE HOTEL. Un hotel no es buena noticia... pero al menos el edificio no está abandonado... Por cierto, aquí podéis visitar su web: https://t.co/ZOkw7QWBee
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
La puerta está cerrada. Llamo al timbre y espero un buen rato hasta que la puerta se abre. Una mujer de unos 50 años asoma la cabeza y me hace pasar. “¿Quiere una habitación?”, me pregunta.
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
“No, quiero respuestas. Y quizás usted es la única que puede dármelas.”
— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
OK, vale, os confieso que no le dije eso, pero me ha parecido una frase estupenda para un cliffhanger. ¿O no?
(Espero poder seguir mañana, pero tengo mucho curro y quizás la cosa se retrasa, pero no desesperéis: el desenlace está muy cerca...) #EmilyXaver pic.twitter.com/T1JBwvdppD— Guillem Clua (@guillemclua) 25 de noviembre de 2018
Cuando le digo que no estoy buscando alojamiento, la señora del hotel me mira con desconfianza. En ese momento me doy cuenta de que no puedo contar la verdad. ¿Qué le digo? ¿Qué soy un romántico empedernido que se ha obsesionado con dos muertos de hace un siglo? pic.twitter.com/HLgxKTS0tY
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
Decido adoptar mi personalidad de Carmen Sandiego: “Estoy haciendo un trabajo de investigación sobre la I Guerra Mundial en la zona.” Hala, y si cuela, cuela. “Me han dicho que aquí solía vivir la familia Muler, ¿es así?”. pic.twitter.com/UlD1oPBKc4
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
Decido adoptar mi personalidad de Carmen Sandiego: “Estoy haciendo un trabajo de investigación sobre la I Guerra Mundial en la zona.” Hala, y si cuela, cuela. “Me han dicho que aquí solía vivir la familia Muler, ¿es así?”. pic.twitter.com/UlD1oPBKc4
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Pues sí, amigas. La señora se llama Dorothea Taschler, hija de Helmut Taschler y Maria Muler, que a su vez fue hija de Adolf Muler, el hermano mayor de Emil en esta foto que recordaréis. pic.twitter.com/wtgGSsmhBd
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
En ese momento le cuento lo de la tumba intentando que no me tiemble la voz. Se supone que soy una investigadora fría como el hielo, no te salgas de personaje, Guillem. Y ella asiente con la cabeza: “sí, los enterraron juntos, pero no sé por qué.” pic.twitter.com/aT8FKamq9S
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
En ese momento le cuento lo de la tumba intentando que no me tiemble la voz. Se supone que soy una investigadora fría como el hielo, no te salgas de personaje, Guillem. Y ella asiente con la cabeza: “sí, los enterraron juntos, pero no sé por qué.” pic.twitter.com/aT8FKamq9S
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“Me han dicho que Emil y Xaver eran amigos,” aventuro yo. Ella asiente de nuevo: “sí, iban juntos al instituto, como la mayoría que están enterrados allí.” Otro escalofrío. Me viene a la cabeza el instituto al lado del cementerio. pic.twitter.com/J40iXAaFdq
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
Por eso Xaver pintaba la ventana de Emil. Porque le echaba de menos. Incluso un año después de su separación él aún le dedicaba sus cuadros.
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
¡Solo ellos dos están enterrados juntos, señora! Dorothea piensa un poco y acaba diciendo que desconoce el motivo. “¿Quizás la familia de Xaver Sumer no tenía dinero para una tumba propia?” La explicación no me convence nada. pic.twitter.com/12rhDjHCKY
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
Seguimos hablando de los Muler un buen rato, de cómo Emil y su padre murieron pero Adolf sobrevivió, quedándose con la casa. También lamenta que Emil muriera soltero y sin descendencia. pic.twitter.com/RPMxTOeeHC
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
En ese momento señalo la ventana que está justo encima de nosotros: “esa era su habitación, ¿verdad?”. Ella abre los ojos como platos. “¿Cómo lo sabes?”. Le enseño la foto del cuadro y me lanzo: “¿me la podría enseñar?”. pic.twitter.com/ZPqQzkd9sc
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
Ella asiente y me hace pasar. Entro en la antigua casa de Emil casi de manera reverencial, pero se me pasa de golpe al ver que la han reformado por completo y por dentro es TERRIBLEMENTE FEA. Los frescos de las paredes son para arrancarse los ojos (perdón, Dorothea). pic.twitter.com/J3vd1UBEl2
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
Camino de la habitación, uno de los frescos en la pared llama mi atención. Es una representación de un molinero (Müller, en alemán, el símbolo de la familia de Emil). Decididamente estoy en el lugar correcto. pic.twitter.com/YfE3HiAoqF
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
Camino de la habitación, uno de los frescos en la pared llama mi atención. Es una representación de un molinero (Müller, en alemán, el símbolo de la familia de Emil). Decididamente estoy en el lugar correcto. pic.twitter.com/YfE3HiAoqF
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
La habitación no está ocupada, así que puedo visitarla sin problema. Dorothea me abre la puerta y se me corta la respiración. Delante de mí está la habitación de Emil. pic.twitter.com/iwufyk1NhS
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
En ese momento siento que no me puedo ir. A la mierda el bus a Târgu Mures que sale en un rato. A la mierda todo. Me giro y le suelto a Dorothea: creo que me voy a quedar a dormir aquí esta noche. pic.twitter.com/webZn3F4St
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
La mujer sonríe, como si ya sospechara que iba a decir eso: “me alegro, porque tengo algo que enseñarte. Y vas a necesitar tiempo para examinarlo.” pic.twitter.com/LLznICVm6t
— Guillem Clua (@guillemclua) 26 de noviembre de 2018
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