El peso de la verdad
El peso de la verdad
IDEA PARA UN THRILLER: Estando de vacaciones te llega una alerta al móvil de tu báscula. No podrás saber la cara del ladrón pero sí SU PESO.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Cancelas tus vacaciones y vuelves a casa. Al llegar encuentras la puerta reventada y todo revuelto, pero tan sólo echas en falta una cosa.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Este cuadro. pic.twitter.com/CDt4C4VyRg
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Para ti tiene un especial valor sentimental, es la única pertenencia que te dejó tu padre. Vas a comisaría a denunciar el robo.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
En comisaría toman nota de todo. Insistes en que conoces el peso del ladrón: 86 kilos. Te dicen que te avisarán si descubren algo.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Tratas de rehacer tu vida, pero el robo te obsesiona. Con mucha práctica consigues aprender a adivinar el peso de cualquiera al levantarle.
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Lamentablemente, es una habilidad a la que poco provecho puedes sacar sin ningún sospechoso a mano.
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Pasan los años. Un día recibes una llamada de comisaría. Al parecer el tuyo fue el primero de toda una serie de robos que no han cesado.
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No conocen su identidad pero le llaman "El Alce" por su afición a robar obras artísticas que representen al mamífero de enorme cornamenta.
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Sospechan que planea robar la última obra de un famoso escultor que se presentará en sociedad esa misma noche. Un alce de 15 metros de alto.
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Te piden que te quedes en casa, y que volverán a llamarte en cuanto consigan detenerle. Les dices que de acuerdo.
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Pero ni pensarlo. No puedes quedarte en casa. Llevas mucho tiempo esperando este momento.
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Así que esa noche te diriges a la galería de arte donde tendrá lugar la presentación. Saludas a todo el mundo, muy efusivamente.
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Cada saludo culmina con un abrazo en el que aprovechas para alzar al saludado y calcular su peso.
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Finalmente, sucede. 86 kilos. No hay duda. Es él. Se llama Venancio.
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Bebéis juntos. Venancio no le quita ojo a la escultura, pero al final, con el vino de tu parte, consigues convencerle de ir a tu casa.
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—Allí podremos seguir bebiendo más tranquilos —le dices.
—Vale, de acuerdo —te contesta.— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Al llegar, Venancio se sienta en el sofá. Le dices que te espere ahí, que vas a la cocina a por un vino.
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Pero al volver no hay rastro del vino prometido. Sujetas esto entre tus manos. pic.twitter.com/K02wNvKEMB
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—¿Puedes pesarte, por favor?
—¿Cómo dices?
—Me gustaría conocer tu peso. ¿Puedes subirte aquí?
—N-no te entiendo...
—Ven, Venancio.— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Forcejeáis. Venancio te empuja contra una pared, pero tú consigues zafarte. Te lanzas sobre él, pero te esquiva, tropieza y...
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...CAE POR UNA VENTANA. pic.twitter.com/rWtcitcXfX
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No es lo que pretendías. Te llevas las manos a la cabeza. Te sientas en el sofá, pierdes la noción del tiempo. La policía llama a tu puerta.
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Tras un juicio rápido, te condenan a cuatro años de prisión por el homicidio involuntario de Venancio.
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Llegas a prisión. Compartes celda con otro recluso. Es un enano. En la cárcel todo el mundo le conoce por su apellido: Reno.
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—¿Qué crimen cometiste? —le preguntas.
—Aquí todos somos inocentes —te contesta—. ¿No lo sabías?
—Yo no. Un hombre murió por mi culpa.— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Reno valora tu honestidad. Con el tiempo os hacéis buenos amigos. Acaba convenciéndote de que no eres responsable de la muerte de Venancio.
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—Has de salir de aquí —te dice un día—. De lo contrario, la cárcel acabará contigo. Lo he visto otras veces, en gente como tú.
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Reno tiene un plan de fuga. Te invita a acompañarle. Tan sólo necesita saber una cosa:
—¿Cuánto pesas?
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La pregunta te hace revivir tu vieja obsesión. Algo desconcertado, contestas que 70 kilos.
—Bien, perfecto —dice Reno.
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Esa noche, aprovechando un cambio de guardia durante la cena, escapáis del comedor hasta el patio de la prisión. Reno te señala algo.
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—He fabricado esa catapulta. pic.twitter.com/bYWYLNngBN
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Te cuesta verla. Está colocada en un ángulo muerto desde el que resulta fácil confundirla con el muro. Por eso ha pasado desapercibida.
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Subís a la catapulta. Reno la acciona y salís disparados, sobrevolando el muro. Caéis sobre un enorme colchón de aire. A su lado, un coche.
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—¡Venga, rápido!
Reno te ayuda a bajar del colchón y te introduce en el asiento trasero del coche. Él sube delante. Al volante, otro enano.
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—Es mi hermano gemelo —te dice Reno—. Hemos tenido suerte. Esa catapulta no habría soportado más de 120 kilos. Yo peso 43 kilos.
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43 + 43 = 86 kilos. pic.twitter.com/OyMY08BFQR
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El coche acelera. Tu cabeza da vueltas. Reno se gira hacia ti.
—Por robo de obras de arte.
—¿C-cómo dices?— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
—Mi crimen. Llevo años robando obras de arte, mano a mano con mi hermano. Pero hace algún tiempo me trincaron. Por eso estaba ahí encerrado.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
—Estábamos especializados en el robo de obras de arte que representan...
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De repente, algo se cruza en vuestro camino. pic.twitter.com/UVa9J5qm73
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Despiertas en una cama de hospital, algo magullado. Alguien entra en la habitación. Te sonríe. Es Venancio.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Saltas de la cama asustado. En la habitación entran policías.
—¡Pero cómo...!
—Sí, estoy vivo. Pero tranquilízate. Deja que te expliquemos.— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Los policías te explican que has formado parte de un elaborado plan para capturar a los Hermanos Reno.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Venancio fingió su muerte para que pudieras entrar en la cárcel, pero antes, durante vuestra pelea, te implantó un micro subcutáneo.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Han escuchado todas tus conversaciones con Reno. Por desgracia tuvisteis el accidente antes de que terminase de confesarlo todo...
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
...pero con lo que tienen ya es suficiente para encarcelar a ambos. Los policías te felicitan y te dan las gracias por tu buen trabajo.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
—Lo más difícil fue ganar 10 kilos en tan poco tiempo para que cuando me alzaste pesara 86 kilos —dice Venancio—. Yo pesaba 76 kilos.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
—Pero bueno, al menos toda esa comida corrió por cuenta del cuerpo de policía—, añade, guiñando un ojo. Los policías ríen.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Venancio se disculpa, ha de irse porque está en mitad de una mudanza. Los policías se quedan contigo. Te dicen que ahora te darán el alta.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Vuelves a tu casa. Te sientes tranquilo, por primera vez en mucho tiempo. Te fijas en tu báscula. Imaginas a los Hermanos Reno subidos allí.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Subes a la báscula. La última vez que subiste fue hace mucho tiempo, antes de toda esta pesadilla. Marca 80 kilos. Algo falla. Tú pesas 70.
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La revisas y te das cuenta de que está estropeada. Marca 10 kilos más de lo que debería.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
76 + 10 = 86 kilos. pic.twitter.com/mFrpH4xthH
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Sales corriendo de casa, recordando que durante la conversación en el hospital un policía mencionó dónde vive Venancio.
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Cuando llegas a casa de Venancio te encuentras con un camión de mudanza en su calle. La puerta de su casa está abierta. Entras.
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Ni rastro de Venancio. La casa está llena de cajas. Abres una. En su interior, obras de arte representando alces. Abres otra. Lo mismo.
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Abres otra. Y otra. Y otra más. Finalmente, encuentras algo que te resulta familiar. pic.twitter.com/PQS03IxgF1
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Rompes a llorar. Abrazas el cuadro. Te fijas en algo que había a su lado, dentro de la caja. Lo coges y te lo pones. pic.twitter.com/Q8A6PSUUkt
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Escuchas unas pisadas. Te giras. Es Venancio. Al verte se asusta, tropieza y...
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
...CAE POR UNA VENTANA. pic.twitter.com/sGB1ar2nSh
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
Escuchas su cuerpo chocar contra el suelo. Un segundo después suena tu teléfono móvil. Te llaman de comisaría.
—Tenemos malas noticias.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
—Hemos conseguido que los Hermanos Reno confiesen, pero no es lo que sospechábamos. Ellos robaban obras de arte, pero de mapaches.
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017
—"El Alce" sigue suelto.
Miras por la ventana. La sangre del cuerpo de Venancio ha dibujado una figura reconocible. Sonríes. pic.twitter.com/VF4svsJcRZ
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) 15 de agosto de 2017