El asesinato de Constanza
El asesinato de Constanza
Esta semana, después de cuarenta años, hemos sabido por qué fue asesinada Constanza, la hermana de mi abuela. Y aunque el caso ya ha prescrito, he decidido contarlo para que se sepa la verdad.
Abro hilo. ⬇️
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Lo único que yo sabía de mi tía abuela hasta hace unas semanas es que la encontraron apuñalada en su casa, en el pueblo, a finales de los 70. Nunca se supo quién fue, pero se dijo que fue un robo, que fue alguien de fuera.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Aunque mi abuela me ha contado alguna vez que por más que registraron la casa no encontraron que faltara nada. La muerte de Constanza había caído en el olvido. Hasta que mi abuela decidió colgar un cuadro.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Hace un par de semanas estaba ayudando a mi abuela a hacer limpieza en la bajera del pueblo cuando encontramos este cuadro. Es un cuadro que llevo viendo ahí toda la vida, lleno de polvo, pero por algún motivo a mi abuela se le ocurrió que era el momento de colgarlo.??♀️ pic.twitter.com/CLtdebEth5
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Así que, me tocó subir las escaleras hasta la casa con el cuadro a cuestas. Y entre que son unas escaleras muy estrechas y que yo no tengo equilibrio alguno, el cuadro se me cayó y se le soltó la madera de atrás.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Cinco minutos de gritos de mi abuela después, fui a recogerlo y vi que dentro había un papel. Casi me da algo cuando lo abrí y vi que era una carta de Constanza, la hermana mayor de mi abuela, que fue asesinada hace cuarenta años.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
La carta es esta. En ella contaba, ni más ni menos, que era lesbiana y que estaba liada con otra señora del pueblo. Y también que creía que alguien lo sabía y que la seguían. Supongo que por eso escondió la carta dentro del cuadro, la homosexualidad no estaba bien vista entonces. pic.twitter.com/IRaouYkivJ
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A mi abuela, que es muy open minded y muy fan de Nagore Robles de Sálvame, pues no le impactó especialmente lo del lesbianismo. Pero las dos coincidimos en que nos gustaría saber más y sobretodo, saber si tenía algo que ver con su asesinato. Así que, me puse a ello.
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Decidimos empezar por la que era la mejor amiga de mi tía: Charo, una mujer viuda que vivía en una característica casa con el tejado verde. Mi abuela dijo que se había ido del pueblo hacía años, pero decidí probar suerte.
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A la mañana siguiente fui a la casa, que resultó estar abandonada y en venta. Me sentí bastante decepcionada, esperaba encontrar a algún familiar de Charo que me ayudara a aclarar la historia. pic.twitter.com/geVn4KCgcm
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Podría haberme dado la vuelta, olvidarme del tema e irme a mi casa. Pero cuando se me mete algo en la cabeza no puedo parar. Llamé a la inmobiliaria, conseguí el móvil de Nadia, la hija de Charo, y le escribí por whatasapp. Aquí está la conversación. pic.twitter.com/L5R9ST3XPY
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Después de lo que me dijo Nadia, estaba más que segura de que la muerte de mi tía estaba relacionada con alguien del pueblo. Aunque, hasta el momento, no tenía forma de probarlo.
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Esa tarde fui al único bar que hay en el pueblo a tomar unos pinchos y contarle a mis amigos lo que había descubierto. Todos coincidimos en que no sería muy extraño que alguien del pueblo hubiera matado a mi tía abuela si descubrieron que estaba con una mujer.
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Y aunque en ese momento no me di cuenta, porque en el bar había mucha gente, parece que ellos no fueron los únicos que escucharon la historia. Pero eso os lo explico luego.
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Al día siguiente, decidí buscar noticias sobre el asesinato. Después de buscar en los diarios de 1977 encontré una noticia sobre mi tía, decía que había muerto apuñalada en su casa, se barajaba la hipótesis del robo.
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Pero hubo otra cosa que me llamó la atención: encontré otro artículo, en el diario “El Caso” sobre otra mujer, Manuela Oroz, que había sido asesinada en un pueblo cercano, según leí, también vivía sola. Demasiada coincidencia.
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Tuve la corazonada de que los casos estaban relacionados. Y empecé a investigar. Después de horas buscando por internet (que a mi porque no me ha descubierto el CNI, que si no…) descubrí que la familia de Manuela tenía una panadería en su pueblo. Panadería Oroz.
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Por suerte, el negocio aparecía en Google con un número de teléfono. Un móvil.
El dueño de la panadería resultó ser un sobrino nieto de la mujer, os dejo capturas de pantalla de la conversación que tuvimos. pic.twitter.com/ZLiYb61Y1U— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Después de hablar con Juan (el panadero sobrino de Manuela) sentí que volvía al punto de partida. Manuela tenía una relación con un hombre. Por lo que mi teoría del posible asesino en serie de mujeres homosexuales quedaba descartada.
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Sin embargo, parecía que había algo que Constanza y Manuela tenían en común: mujeres independientes, solteras, ilustradas, conocidas en sus pueblos por sus conocimientos de remedios naturales.
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Pero más allá de eso, seguía sin tener una pista, nada tangible que relacionara los asesinatos. Pensé que ya no tenía ninguna vía por donde continuar la investigación y me fui a casa a ver Netflix
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A la mañana siguiente, mi abuela me despertó muy alterada, lo cual es raro porque mi abuela me suele dejar dormir hasta el fin del mundo. Y me enseñó una nota que había encontrado en la puerta.
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Como os he dicho antes, alguien debió escuchar mi conversación en el bar y se enteró de que estaba investigando sobre Constanza. Esta era la nota. pic.twitter.com/SAGSNC2Vu4
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Después de leerla tengo que reconocer que me asusté un poco. Pero pensé que era una oportunidad para seguir investigando y descubrir la verdad. “Éxodo, 17:22”, aquello era un versículo de la Biblia, y una pista.
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Cogí una biblia que tenía mi abuela y lo busqué. Os lo enseño para que veáis que no me lo invento. Éxodo, 22:17 “No dejarás con vida a la hechicera”. Cuando lo leí sentí que un escalofrío me recorría la columna. pic.twitter.com/a5VmRGnrgj
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En mi cabeza todo se conectó, ahora sabía que las muertes de Constanza y Manuela estaban relacionadas. Alguien las había matado por su forma de vida. Por conocer la medicina natural, por ser lesbianas o liberales, por no estar casadas… por ser brujas.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Entonces, pensé que había una persona en el pueblo que sabía mucho de la Biblia y que estaba viva cuando mi tía fue asesinada. Era hora de hacerle una visita al padre Don Genaro.
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Por suerte, era domingo y Don Ge (como se le conoce en el pueblo) estaba en la iglesia. Porque como somos un pueblo pequeño, pues no tenemos cura propio, y el hombre va y viene en su Ford Fiesta.
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Don Ge debió alucinar cuando me vio aparecer después de misa, porque no he pisado la iglesia desde que hice la comunión. Y cuando le pregunté por mi tía abuela y por versículos del Éxodo, ni te cuento.
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Como no me apetece escribiros todo lo que me dijo, os paso los pantallazos de la conversación de WhatsApp que tuve con mi amiga Ana cuando salí de hablar con Don Ge. pic.twitter.com/kTorHukOEP
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Aunque no fue muy claro, y tampoco se acordaba de mucho porque tiene más años que el fuego, Don Ge me puso sobre la pista: existía un grupo de gente adinerada que hablaba de mantener el orden, de limpiar los pueblos de la zona.
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El único miembro al que Don Ge recordaba era el alcalde de la época, Pedro López. Pero el hombre llevaba muerto más de diez años. Por suerte para mi, su viuda estaba viva
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Carmen, la viuda, estaba viva y además vivía en el pueblo. Esa misma tarde fui a hablar con ella. No tenía muchas esperanzas de que me contara nada, pero para mi sorpresa, me confesó que ella me había dejado la nota en la puerta.
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Carmen me contó que su marido y un grupo de hombres de la zona se sentían con el deber de mantener la vida de sus pueblos en orden. El alcalde, el alguacil, los terratenientes... ella nunca fue a las reuniones, pero sabía lo que pasaba.
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Otra vez os dejo capturas de la conversación de WhatsApp con mi amiga Ana en la que le cuento todo lo que Carmen me dijo. pic.twitter.com/SyaNGAcdZz
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Como veis, mis sospechas se confirmaron. Mi tía abuela fue asesinada por hombres del pueblo. Por hombres que se creían que una mujer soltera, lesbiana, culta y que utilizaba remedios naturales era una bruja moderna.
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Y no fue la única, Manuela, y puede que muchas más. Nadie paraba a los hombres con poder y dinero. Se escondían los secretos bajo la alfombra. Se callaba por miedo, se miraba hacia otro lado esperando no correr la misma suerte.
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La España negra. La España rural que vivía silenciosa bajo el yugo de los caciques del pueblo. Que hacían y deshacían a su antojo, que violaban y mataban con impunidad.
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Sin embargo, estaba contenta de haberle dado final a la historia de Constanza, y de Manuela. De haber removido la tierra y haber sacado a la luz la verdad. Aunque legalmente no sirviera de nada, porque los crímenes habían prescrito.
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Pero bueno, la historia no termina aquí. Hace un par de días, después de haber hablado con la familia de Manuela y de plantearme escribir un artículo sobre el tema, recibí una visita inesperada.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Si tenéis pueblo, ya sabréis que la información corre como la pólvora, y el domingo cuando volvía de tomar algo había un señor cerca de la puerta de mi casa. Tendría unos 80 años y llevaba un bastón.
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Al principio pensé que sería algún primo de mi abuela. Pero cuando estuve más cerca y le vi la cara supe quien era: Alfonso de Vicuña. Y supe perfectamente que estaba esperándome a mí.
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El suyo era uno de los nombres que Carmen, la viuda del alcalde, había mencionado. Uno de los hombres más ricos de la zona, tenía tierras de viña y espárrago, y hasta sus propias bodegas.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Alfonso estaba esperando apoyado en la barandilla de las escaleras que comunican mi calle con la calle de abajo. Parecía muy tranquilo. Cuando me acerqué fue bastante directo, recuerdo perfectamente cada palabra que me dijo:
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“Niña… No tengo miedo de decírtelo, yo la maté. A ella y a otras. Puedes seguir jugando a los detectives pero sabes que no puedes llevar a nadie a la cárcel. No voy a permitir que manches mi nombre. Tú no sabes quién soy yo.”
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Tenía los ojos azules y mezquinos. Me sorprendió que alguien tan anciano y demacrado pudiera albergar tanta maldad. Y aunque me hubiera gustado decirle muchas cosas, por desgracia no tuve tiempo de contestar a su discurso de malo de película.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Si hubiera podido, le hubiera dicho que no tenía miedo y que las historias siempre salen a la luz. Le hubiera dicho que yo también era en cierto modo un poco bruja. Y que su tiempo había pasado, que el mundo que él conocía se había acabado, que a mí, no iba a intimidarme.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Pero, como ya os he dicho, era un señor muy mayor. Tan mayor, que después de amenazarme, cuando se incorporó de la barandilla para coger su bastón e irse, se cayó escaleras abajo. 50 escalones de hormigón, uno detrás de otro.
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018
Traté de ayudarle, pero para cuando los médicos llegaron ya no tenía pulso. No había nada que hacer, al parecer fue una muy mala caída. Una auténtica desgracia, ¿no? #FeriaDelHilo @TwitterEspana
— Nagore Suárez (@NagoreSuarez) 6 de junio de 2018