Crónicas de Pleanville #5
Crónicas de Pleanville #5
Hace poco creció esta cosa en uno de los parterres de mi patio.
Nadie la había plantado.
Al principio @epalomaress y yo creímos que era una mala hierba como cualquier otra. pic.twitter.com/ucP1ABE0Jp
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Empezamos a mosquearnos cuando, en sólo dos días, alcanzó este tamaño.
Entonces supe que esa planta, que no aparecía en los manuales de botánica, iba a merecer un #HILO. pic.twitter.com/2c8YAy8rEt
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Durante el siguiente paseo que me di por el barrio abrí bien los ojos y comprobé que esa "mala hierba" crecía por todos los rincones. pic.twitter.com/eTJaTm5HHI
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Poco después me fui de vacaciones a Granada. Pegué un respingo al comprobar que allí también había aparecido por todas partes.
Pregunté a mis familiares granadinos. Nadie sabía qué planta era aquella. pic.twitter.com/G7G1qwMLAM
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Movilicé a muchos de mis amigos: A los que viven en otras ciudades y a los que están de vacaciones en otros países.
Me enviaron fotos que no dejaban lugar a dudas: pic.twitter.com/kyv41Lrbj1
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
La misma planta estaba creciendo EN TODAS PARTES, medrando en distintos climas, en distintas latitudes.
En todos los hábitats crece a ritmo vertiginoso, según me cuentan. pic.twitter.com/Qm2AbqWjKy
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Nada más regresar a Madrid corté una muestra del ejemplar de mi patio (que había seguido creciendo en nuestra ausencia) y se lo envié a mi amiga Cova:
La bióloga del grupo. pic.twitter.com/RSl4h1iymd— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Tras analizar la muestra, Cova creyó que le estaba gastando una broma...
... porque aquello NO estaba hecho de materia orgánica.
Imaginad mi cara cuando leí su mail.
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Tuve que jurarle y perjurarle a Cova para que comprendiese que hablaba en serio.
Tuve incluso que insistirle para que se diese un paseo por la ciudad y contemplase esas plantas con sus propios ojos.
Se parecen mucho a una especie de plantas real, pero crecen MUCHO más rápido. pic.twitter.com/cE1T7C9E4H
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
La pobre entró en shock y empezó a intercambiar mails con expertos de otras universidades.
¿Qué engendro era aquél, que estaba fabricado con material inorgánica pero crecía y se comportaba como una planta de verdad?
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Nadie supo responderle hasta que contactó con el genetista Richard Millerson, de la Universidad de Pleanville. pic.twitter.com/kJxSDkusRr
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Millerson, en colaboración con el informático Bob Cawey, ha estado analizando esta "criatura" que han bautizado como "flanke" (un término que mezcla las palabras "fake" y "plant")
Flanke: Fake + Plant. Planta de mentira. pic.twitter.com/CTzORydVKM
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Lo primero que llamó la atención de estos dos investigadores fue la manera en que la flanke crecía fabricando "células falsas" o "fricks"
(fake bricks: ladrillos de mentira)
Multiplican materia inorgánica de un modo similar a las impresoras 3D. pic.twitter.com/k0YQ3gky2I
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Cada frick es un poliedro con "inyectores" capaces de "imprimir" otros fricks a su alrededor.
Y esos fricks, a su vez, son creados con los dispositivos internos necesarios para imprimir más como él. pic.twitter.com/hc64FAXPtC
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
El siguiente paso fue acceder a "código genético" del flanke. Al tratarse de una construcción inorgánica, Cowey dedujo que estaban más bien ANTE UN CÓDIGO DE PROGRAMACIÓN. pic.twitter.com/ZKwIysKO31
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Diseñó un interface que interpretaba los impulsos eléctricos que detectó en la planta, traduciéndolos a ceros y unos que podían leerse en un ordenador.
Tras analizar la "programación" de las flanke, Cowey y Millerson palidecieron. pic.twitter.com/VNDKGgrAUN
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Estas plantas de mentira están diseñadas para alterar la composición química de nuestra atmósfera.
Algo similar a lo que nosotros, los humanos, pretendemos cuando hablamos de "terraformar" Marte o cualquier otro planeta (o satélite) pic.twitter.com/Pylkn9iWbg
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Llamamos "terraformación" a ese proceso que consiste en alterar la atmósfera y otras características de un lugar, para adaptarlo a los requisitos de la vida humana. pic.twitter.com/7cSMcRtpsG
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
La hipótesis (quizá descabellada) que proponen Cowey y Millerson es que "alguien" está sembrando nuestro planeta de "flankes" con la intención de hacerlo más habitable para una forma de vida... distinta de la humana. pic.twitter.com/DsHEhWYYtX
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Las "hojas" de este falso vegetal disponen de unos orificios casi microscópicos que absorben las moléculas de oxígeno del aire y las emiten convertidas en ozono.
También liberan cantidades anormales de nitrógeno.
Aún no sabemos cómo demonios lo sintetizan. pic.twitter.com/nxK2I34zg2
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Lo que sí sabemos (o intuimos) es el propósito de la cara superior de las hojas y el del tallo.
Las caras superiores de las hojas son sensores.
Los tallos son antenas. pic.twitter.com/zUyNDkDplw— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Cowey y Millerson han logrado decodificar varias señales emitidas periódicamente desde distintos tallos de distintas flankes. pic.twitter.com/HYfX3qZ0R8
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Se trata de señales que comprimen información relevante sobre la composición de nuestra atmósfera y la envían hacia unas coordenadas concretas del espacio exterior. pic.twitter.com/8lVX3jZ0Tr
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Cualquiera con un mínimo de sentido común llegaría a una conclusión inevitable:
Alguien, desde esas coordenadas, ha enviado las flankes y monitoriza su funcionamiento. pic.twitter.com/q6R64BbQMr
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Cuando se comprobó si existía algún cuerpo celeste en esas coordenadas, hizo acto de presencia una vieja amiga mía:
La estrella KIK 8462863... pic.twitter.com/JJ5bD1ebYU
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
... de la que ya os hablé en este otro #HILO: https://t.co/qGKyEKzMtc
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
... y de la cuál os tuve que volver a hablar en este otro: https://t.co/GKaPiKJrCJ
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
¿Hay alguien interesado en adaptar nuestro planeta a sus condiciones de vida?
Cuando indagué en esta otra historia ya empecé a sospechar que hay personas (o entidades) preparando la llegada de "alguien" o "algo" a nuestro mundo. pic.twitter.com/XmL85PQt0f
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Se trata de algo que ya deduje cuando investigué las cosas que os retransmití en este #HILO: https://t.co/bk2e2oP52v
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Y que volvieron a hacerme reflexionar tras los acontecimientos que os relaté AQUÍ: https://t.co/24FKk0Ieiw
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
¿No sentís que últimamente, cuando respiráis, el aire es como una droga poderosa? pic.twitter.com/pHNEj1XblU
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
¿No os notáis más animados, más activos, como si tuviéseis más energía, en general?
¿No habéis notado que las heridas cicatrizan más rápido? pic.twitter.com/xyTgBPThtA
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Según un estudio de Greenpeace, la contaminación de la Tierra ha disminuído de manera imprevista, inexplicable... durante las últimas semanas.
Nadie sabe si saltar de alegría o temblar de miedo, pero todo parece indicar que se avecina un cambio. pic.twitter.com/GhCwtmNjcw
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018
Ayer estaba resuelto a arrancar esa planta desconocida de mi patio. Hoy no estoy tan seguro. Creo que, de momento, voy a dejarla ahí.
Quiero ver hasta dónde puede crecer. pic.twitter.com/x930NXPdau
— Juanjo Ramírez Mascaró (@ramirezmascaro) 15 de agosto de 2018